Hemos escuchado muchas veces la palabra Complejo Psicológico, y tal vez entre los más nombrados (hay infinidad) están el de inferioridad, de Edipo, etc, y aunque no tengamos una definición académica del concepto creado y desarrollado por Carl Gustav Jung, podemos dar cuenta de un conocimiento acerca de lo que se habla, cuando se habla de complejo. Algo intuimos que no está bien en la persona que posee el complejo, y ése algo tiene que ver con el tipo, de pronto creemos que, si se trata del complejo de inferioridad, la persona que lo padece, ha de sentirse disminuida, con baja autoestima, digamos que en menos.
Si se trata del complejo de Edipo, probablemente pensemos en alguien demasiado apegado a alguna de las figuras parentales, Madre o Padre, que paga un alto precio por ésa forma de relacionarse con sus mayores que puede ser el caso de quien vive una vida apegada, permanentemente en relación con alguno de ellos, sacrificando el espacio de relación con sus pares.
Señalemos que los complejos también pueden ser positivos, por ejemplo: un joven que tiene una relación desde la temprana edad donde es estimulado, amado y cuidado suficientemente, puede desarrollar una sana autoestima vinculada con las figuras parentales. Es muy probable que ésta buena calidad del apego temprano, le habilite a explorar el mundo, a descubrir y descubrirse en él y a crecer. Si una las figuras parentales o ambas han sido promotoras del crecimiento maduro en cada etapa del desarrollo de su hijo, esto puede vincularse con un complejo positivo.
Según Jung, los Complejos son el Camino Directo (la Vía Regia) al Inconsciente. Esto se basa en los experimentos que realizó el Padre de la Psicología Analítica, mediante el experimento de la asociación de palabras.
Jung experimentó con pacientes a quienes les presentaba una serie de 100 palabras, a las que debía asociar con otra y así, se medían, tiempo de reacción, la expresión del paciente, el significado de la palabra asociada, respuestas de retest, olvidos, respuesta en otro idioma, etc. (Guirao, 2010)
Con el test demostró la existencia de representaciones cargadas afectivamente provenientes del mismo inconsciente, a las que llamó primeramente Complejo Emocionalmente Cargado, luego llamados Complejos (Jacobi,1983).
Una forma de comprenderlo puede ser imaginarnos que cuando se forma nuestra psique tenemos una serie de predisposiciones inconscientes que son comunes, que se nutren de nuestra biografía, dando particularidad a nuestros complejos.
El complejo Materno de Carlos, no es igual al de Pedro, pues la historia de cada uno de ellos es diferente, como también lo es su naturaleza. El complejo consta de un centro, que tiene un significado personal que se encuentra en el inconsciente, no está al alcance de nuestro Yo, lo que lo hace incontrolable, y también constituído por elementos aportados por las experiencias que hemos tenido desde la primera infancia y las disposiciones naturales de cada uno de nosotros (Jacobi, 1983).
Ahora que tenemos una idea, ¿Qué podemos hacer con nuestros complejos? Bueno, Jung, decía que…”Hoy en día todo el mundo sabe que — se tienen complejos, — pero sabido es que los complejos le tienen a uno”.
Entonces los complejos tienen autonomía, y tanta como para funcionar como partes escindidas de nuestra consciencia, independientes y a veces perturbadoras. Pueden permanecer en nuestro inconsciente y algunos pueden haberse instalado en la consciencia dónde permanecen y determinan nuestras acciones.
Enterarnos del complejo no cambia nuestro accionar, aunque consigamos iluminarle e identificar cómo nos afecta, no es posible ir transformando nuestra forma de actuar hasta que una adecuada elaboración emocional, nos permita un cambio profundo. Debemos subrayar la importancia de la consciencia, la luz, que se pueda encender para concienciarles y de ésta forma no permitir sus efectos.
Cuando logramos su elaboración, la liberación de energía vital, nos permitirá un nuevo equilibrio psíquico, por lo tanto un avance en nuestra salud mental. Podemos terminar con la dictadura de los complejos haciendo conscientes los contenidos reprimidos, este camino activará la resistencia del paciente en la Terapia.
Sucede también que un shock emocional, espiritual o una catástrofe, pueden ayudar a la resolución del complejo, pues no vamos a superarlo por el mero conocimiento racional de ellos. Podemos tener cuatro formas de comportarnos con el complejo, y son:
ignorarlo, identificarse con el, proyectarlo o confrontarlo, sólo esto último nos llevará al cambio.
Es a partir de enfrentarnos con el conflicto que lo ocasiona, para lo cual precisamos, valentía, energía, fortaleza y capacidad de sufrimiento, que podremos resolver el complejo. Cerrando este breve acercamiento al tema de los Complejos, recordemos a Jung, cuando dice…
”El sufrimiento no es una enfermedad, sino el polo contrario y normal de la Felicidad. Un complejo tan sólo se convierte en Patológico, cuando se cree no tenerlo” (Jacobi, 1983).
Guirao, M (2010), recuperado de https://psicoterapeutas.eu/test-de-asociacion-de-palabras/ el día 10 de julio de 2020.
Jacobi, J (1983). Complejo,arquetipo y símbolo en la Psicología de C.G Jung.Editorial Sirena de los Vientos. Madrid-España.